Resumen:
En 1974, el psiquiatra Herbert Freudenberger describió el primer enfoque conceptual de esta
patología, al percatarse de la fatiga, perdida de empatía, episodios de depresión y ansiedad que
experimentaban sus compañeros de trabajo, tras laborar durante al menos diez años en una clínica
para toxicómanos, en Nueva York (Esteve at al., 2007; Lovo, 2020; Leguisamo, 2022; Zamora, 2022).
En 1981, Maslach y Jackson desarrollaron el Maslach Burnout Inventory Human Services (MBI-HS), el
instrumento más empleado a escala mundial para el diagnóstico de esta patología, que evalúa tres
dominios principales: agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal.
El Maslach Burnout Inventory Human Services(MBI-HS) exhibía una desventaja, su aplicación
se limitaba a profesiones de carácter asistencial (médicos, enfermeras, trabajadores sociales...). Por lo
cual, Schaufeli presenta, en 1996, el Maslach Burnout Inventory General Survey (MBI-GS), un
instrumento evaluador de tres dominios (agotamiento, cinismo y eficacia profesional), que puede
aplicarse en cualquier tipo de trabajo, indiferentemente de las actividades desarrolladas. Por lo tanto,
es una herramienta muy útil cuando se intenta detectar Síndrome de Burnout en personal que integra
distintas áreas de trabajo en una organización (Esteve at al., 2007; Lovo, 2020; Lezama, 2020).
El Síndrome de Burnout fue declarado en el 2000, por la Organización Mundial de la Salud,
como un factor de riesgo laboral, considerando que perjudica el rendimiento de los trabajadores,
afecta la salud mental y aumenta la probabilidad de generar situaciones inseguras, que pueden
comprometer la integridad física del individuo (Fidalgo, 2005). Posteriormente, la Organización
Mundial de la Salud incluye al Síndrome de Burnout en la onceava edición de la "Clasificación
estadística internacional de enfermedades y problemas de salud conexos”, bajo el código QD85, con
el calificativo de síndrome de desgaste ocupacional (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2019).
Una investigación efectuada por Grau et al. (2009), incluyó 11530 profesionales de la Salud,
en Iberoamérica. La prevalencia de Burnout en Ecuador, Perú, México, Colombia, El Salvador,
Guatemala, Uruguay, Argentina y España osciló entre 2,5% y14,9%.
Un estudio ejecutado en Ecuador durante 2018, que incluyó a 77 docentes de educación
superior y educación media, reportó una incidencia de Síndrome de Burnout en 2,5% (Cabezas y
Beltrán, 2018). Por otra parte, una investigación aplicada a 380 profesionales de la salud
pertenecientes a instituciones sanitarias de varias provincias de Ecuador, durante 2021, reportó una
incidencia de Síndrome de Burnout estimada en 9%. En cuanto a las dimensiones del Burnout, se
obtuvo despersonalización en el 95% de los evaluados, 47% en la dimensión agotamiento y 11% en
realización profesional (Torres et al., 2021).
Descripción:
In 1974, the psychiatrist Herbert Freudenberger described the first conceptual approach to this
pathology, realizing the fatigue, loss of empathy, episodes of depression and anxiety that
experienced by their co-workers, after working for at least ten years in a clinic
for drug addicts, in New York (Esteve at al., 2007; Lovo, 2020; Leguisamo, 2022; Zamora, 2022).
In 1981, Maslach and Jackson developed the Maslach Burnout Inventory Human Services (MBI-HS), the
instrument most widely used worldwide for the diagnosis of this pathology, which evaluates three
Main domains: emotional exhaustion, depersonalization, and low personal accomplishment.
The Maslach Burnout Inventory Human Services (MBI-HS) exhibited a disadvantage, its application
it was limited to professions of a care nature (doctors, nurses, social workers...). For the
which, Schaufeli presents, in 1996, the Maslach Burnout Inventory General Survey (MBI-GS), a
evaluation instrument of three domains (exhaustion, cynicism and professional efficacy), which can
applied to any type of work, regardless of the activities carried out. Therefore,
is a very useful tool when trying to detect Burnout Syndrome in personnel that integrates
different areas of work in an organization (Esteve at al., 2007; Lovo, 2020; Lezama, 2020).
The Burnout Syndrome was declared in 2000, by the World Health Organization,
as an occupational risk factor, considering that it impairs the performance of workers,
affects mental health and increases the probability of generating unsafe situations, which can
compromising the physical integrity of the individual (Fidalgo, 2005). Subsequently, the Organization
World Health Organization includes Burnout Syndrome in the eleventh edition of the "Classification
international statistics on diseases and related health problems”, under code QD85, with
the qualifier of occupational burnout syndrome (World Health Organization [WHO], 2019).
An investigation carried out by Grau et al. (2009), included 11,530 health professionals,
in Latin America. The prevalence of Burnout in Ecuador, Peru, Mexico, Colombia, El Salvador,
Guatemala, Uruguay, Argentina and Spain ranged between 2.5% and 14.9%.