Resumen:
El 31 de diciembre de 2019, la OMS recibió informes de casos de neumonía de
etiología desconocida en la ciudad de Wuhan en la provincia de Hubei, China, el agente
responsable fue identificado como un coronavirus: SARS-CoV-2, provocando la
enfermedad por COVID-19. A finales de enero del 2020, la OMS declaró esta
enfermedad como una Emergencia de Salud Pública de Internacional Preocupación. La
propagación del virus en la población mundial fue de rápida, teniendo así que, a
principios de abril de 2020, había más de 1,1 millones de casos confirmados y más de
62 000 muertes repartidas en 200 países.
Los síntomas clínicos de presentación de la enfermedad por COVID-19 son
inespecíficos, lo que desde el comienzo de la presentación de esta enfermedad dificultó
el diagnóstico, confundiéndolo con otras infecciones de origen respiratorio o digestivo y
beneficiando de esta manera a la propagación del virus. El contagio de la COVID-19, se
da de manera directa, de persona a persona a través de la aspiración de gotitas
respiratorias, tiene un período de incubación de 1-14 días. (David Koh, 2020)
Las personas afectadas durante la pandemia, fueron todo el mundo, ya que el
contagio no discrimina edad, sexo, estado en general de salud o trabajo, sin embargo,
existen ocupaciones laborales que tuvieron más riesgo de contagio, durante el tiempo de
cuarentena, como es el caso de los trabajadores de la salud, quienes enfrentaron esta
crisis sanitaria trabajando en primera línea, lo que ayudó con el incremento de las cifras
de contagios, generando más problemas de salud, desencadenados de las
manifestaciones clínicas de la enfermedad, ya que las mismas, con forme avanzó el
tiempo, variaron no solo por la evolución de la enfermedad como tal, sino también por
la interacción de la enfermedad, con los diferentes tratamientos que estaban siendo
aplicados como experimentales para el control de las complicaciones a corto y mediano
plazo, y con las medidas preventivas que se empezaron a aplicar, como es el caso de las
vacunas.
Descripción:
On December 31, 2019, WHO received case reports of pneumonia from
unknown etiology in the city of Wuhan in the province of Hubei, China, the agent
responsible was identified as a coronavirus: SARS-CoV-2, causing the
COVID-19 disease. At the end of January 2020, the WHO declared this
disease as a Public Health Emergency of International Concern. The
spread of the virus in the world population was rapid, thus having
As of early April 2020, there were more than 1.1 million confirmed cases and more than
62,000 deaths spread over 200 countries.
The presenting clinical symptoms of COVID-19 disease are
nonspecific, which from the beginning of the presentation of this disease made it difficult to
the diagnosis, confusing it with other infections of respiratory or digestive origin and
thus benefiting the spread of the virus. The contagion of COVID-19, is
given directly, from person to person through the aspiration of droplets
respiratory, has an incubation period of 1-14 days. (David Koh, 2020)
The people affected during the pandemic were all over the world, since the
contagion does not discriminate age, sex, general state of health or work, however,
there are occupational occupations that had a higher risk of contagion, during the time of
quarantine, as is the case of health workers, who faced this
health crisis working on the front line, which helped with the increase in numbers
of infections, generating more health problems, triggered by the
clinical manifestations of the disease, since the same, as the
time, varied not only by the evolution of the disease as such, but also by
the interaction of the disease, with the different treatments that were being
applied as experimental for the control of complications in the short and medium
term, and with the preventive measures that began to be applied, as is the case of the
vaccines.
Excepto si se señala otra cosa, la licencia del ítem se describe como openAccess