Resumen:
El deterioro cognitivo se define como una disminución en una gama de diferentes
habilidades intelectuales asociadas con cambios sensoriales, motores y de personalidad que
pueden atribuirse a diferentes etiologías, causas orgánicas y sociales, calidad de vida en adultos
mayores y tiene implicaciones tanto para la familia y la sociedad (Korolev et al., 2016).
Mundialmente, más del 20% de las personas mayores de 60 años tienen algún tipo de
trastorno cognitivo, y el 6,6% de la discapacidad en este grupo de edad es atribuible a trastornos
psiquiátricos y neurológicos. Por lo tanto, aproximadamente el 83,1% de los adultos mayores
tienen algún riesgo de deterioro cognitivo, principalmente mujeres, lo que se relaciona con la
edad avanzada, la falta de pareja, la falta de escolaridad, la falta de recursos sociales, la falta
de participación en grupos comunitarios y la mala percepción de calidad de vida y dependencia
funcional de las actividades básicas (Organización Mundial de la Salud, 2017 p.23).
De acuerdo con esta premisa, el deterioro cognitivo en una persona es un síndrome a nivel
neurológico que engloba diversos criterios relacionados con el deterioro de la memoria y que
generalmente afecta a gran parte de la población adulta mayor (>60 años), sus niveles van
desde leve hasta demencia (González y Muñoz, 2018).
Por un lado, el concepto de estados cognitivos, entendiendo que los estados estacionarios
los poseen diversas funciones neurocognitivas necesarias para el desarrollo y avance de las
actividades mentales, como la orientación, la atención, el lenguaje, la memoria, etc., son la base
del día a día de todas las personas, especialmente los ancianos (Aguilar, Gutiérrez y Samudio,
2018).
Una de las funciones cognitivas que perjudican el desempeño en las personas mayores es la
función ejecutiva, que se define como el conjunto de habilidades cognitivas que controlan y
regulan otras habilidades básicas, como la capacidad de atención, memoria y motricidad, así
como como cómo utilizan objetivos conductuales, logran e incluyen una serie de procesos cuya
función principal es facilitar la adaptación del sujeto (Leslie et al., 2016).
Descripción:
Cognitive impairment is defined as a decrease in a range of different
intellectual abilities associated with sensory, motor, and personality changes that
can be attributed to different etiologies, organic and social causes, quality of life in adults
older and has implications for both the family and society (Korolev et al., 2016).
Globally, more than 20% of people over the age of 60 have some form of
cognitive disorder, and 6.6% of disability in this age group is attributable to disorders
psychiatric and neurological. Therefore, approximately 83.1% of older adults
have some risk of cognitive deterioration, mainly women, which is related to the
advanced age, lack of a partner, lack of schooling, lack of social resources, lack of
of participation in community groups and the poor perception of quality of life and dependency
functional of basic activities (World Health Organization, 2017 p.23).
According to this premise, cognitive impairment in a person is a syndrome at the
neurological that encompasses various criteria related to memory impairment and that
generally affects a large part of the older adult population (>60 years), its levels range
from mild to dementia (González and Muñoz, 2018).
On the one hand, the concept of cognitive states, understanding that the stationary states
they possess various neurocognitive functions necessary for the development and advancement of
mental activities, such as orientation, attention, language, memory, etc., are the basis
everyday life of all people, especially the elderly (Aguilar, Gutiérrez and Samudio,
2018).
One of the cognitive functions that impair performance in the elderly is
executive function, which is defined as the set of cognitive abilities that control and
regulate other basic skills, such as attention span, memory, and motor skills, as well
as how they use behavioral objectives, achieve and include a series of processes whose
main function is to facilitate the adaptation of the subject (Leslie et al., 2016).