Resumen:
Los autores Parada et al., (2022), mencionan que durante el siglo XX la población mundial
de personas mayores de 65 años experimentó un notable aumento, pasando de 400 millones
en la década de 1950 a 700 millones en la década de 1990. Se estima que para el año 2025
habrá alrededor de 1,200 millones de adultos mayores, lo que indica un crecimiento acelerado
en este grupo demográfico sin precedentes en la historia.
El proceso de envejecimiento, según Sánchez et al., (2019), es un fenómeno demográfico
y social de gran relevancia en tiempos recientes. Implica cambios y deterioros fisiológicos en
los sistemas corporales de los adultos mayores, lo que los hace más propensos a experimentar
efectos adversos por el consumo de medicamentos. Esto, a su vez, aumenta los ingresos
hospitalarios y el riesgo de sufrir caídas, incontinencia, deterioro cognitivo e incluso
mortalidad, lo que impacta en la pérdida de capacidad para llevar a cabo actividades diarias
esenciales y reduce gradualmente la calidad de vida.
Siguiendo la misma línea los autores Rojas et al., (2021) explican que, durante el proceso
del envejecimiento, las funciones cognitivas pueden variar entre individuos debido a factores
como la educación, la calidad de vida y la genética. A pesar de estas diferencias, existe un
consenso en que el envejecimiento conlleva un declive en las funciones motoras, sensoriales
y cognitivas, relacionado con cambios biológicos en el cerebro y el sistema cardiovascular.
Por ejemplo, el cerebro puede experimentar una reducción en su peso y un decrecimiento en
el flujo sanguíneo, lo que reduce, lo que afecta las funciones cognitivas.
Sepúlveda et al., (2020) describen al envejecimiento como un proceso caracterizado por
un declive en la capacidad funcional. La disminución mencionada se manifiesta en el
descenso de la fuerza muscular, el equilibrio, la capacidad aeróbica, la flexibilidad y ciertas
habilidades cognitivas, como la memoria. Varios elementos, tanto internos, como la presencia
de enfermedades crónicas, así como externos, como el tipo de residencia, nivel educativo,
estatus económico y la interacción social, influyen en la funcionalidad de los ancianos. Es
fundamental mantener un equilibrio adecuado entre estos factores para garantizar la salud y
la calidad de vida de las personas mayores.
Betancourt et al., (2020) señalan que las funciones ejecutivas son habilidades que implican
organizar y planificar el comportamiento para alcanzar metas específicas. Durante el
envejecimiento, estas habilidades pueden deteriorarse, lo que dificulta un envejecimiento
activo y saludable. Los adultos mayores pueden tener dificultades para completar tareas que
requieren estas habilidades, lo que resalta la importancia de fortalecerlas para mantener un
estilo de vida satisfactorio y activo a medida que envejecen.
Descripción:
The authors Parada et al., (2022), mention that during the 20th century the world population
of people over 65 years of age experienced a notable increase, going from 400 million
in the 1950s to 700 million in the 1990s. It is estimated that by 2025
There will be around 1.2 billion older adults, indicating accelerated growth
in this demographic group unprecedented in history.
The aging process, according to Sánchez et al., (2019), is a demographic phenomenon
and social of great relevance in recent times. It involves physiological changes and deteriorations in
the body systems of older adults, making them more likely to experience
adverse effects from medication consumption. This, in turn, increases income
hospitalizations and the risk of falls, incontinence, cognitive impairment and even
mortality, which impacts the loss of ability to carry out daily activities
essential and gradually reduces the quality of life.
Following the same line, the authors Rojas et al., (2021) explain that, during the process
of aging, cognitive functions can vary between individuals due to factors
such as education, quality of life and genetics. Despite these differences, there is a
consensus that aging leads to a decline in motor and sensory functions
and cognitive, related to biological changes in the brain and cardiovascular system.
For example, the brain may experience a reduction in weight and a decrease in
blood flow, which reduces, which affects cognitive functions.
Sepúlveda et al., (2020) describe aging as a process characterized by
a decline in functional capacity. The mentioned decrease is manifested in the
decrease in muscle strength, balance, aerobic capacity, flexibility and certain
cognitive abilities, such as memory. Various elements, both internal and the presence
of chronic diseases, as well as external, such as type of residence, educational level,
Economic status and social interaction influence the functionality of the elderly. Is
It is essential to maintain an adequate balance between these factors to ensure health and
the quality of life of older people.
Betancourt et al., (2020) point out that executive functions are skills that involve
organize and plan behavior to achieve specific goals. During the
aging, these abilities can deteriorate, making it difficult to age
active and healthy.